viernes, 22 de febrero de 2019

Amäre.

Porque quisiste más mis curvas que mis cicatrices,
porque me quisiste más de noche que de día.
Por las noches en vela, por los días desvelada,
por la almohada mojada 
y las sabanas frías.
Por muchas vidas,
por muchos encuentros,
por todo ello,
te digo "me quiero".

Ya no pude más, pasé de los besos al desenfreno,
pasé del café mañanero al vodka con hielo, y ya no puedo más.


Ójala en otra vida tu y yo queriéndonos, a nosotros mismos, sin buscar un físico de por medio. 
Ojala que me mires y pienses que mi teoría del todo, todo lo nuestro, todo lo vivido, todo lo sentido, todo, todo es multiplicado por nosotros, y que tras eso, todo es un mundo tan relativo que termines creando paradojas, que te lies la mente, que no puedas más, y que con una sonrisa, me digas "te quiero".  Porque no quiero que me entiendas, quiero que me apoyes, que intentes entender mi mundo, tan confuso y fructífero, con tantas paradojas y reversos, con tantas flores y desiertos.
Quiero que me mates a besos, que quieras follarme la mente, que te sientes a mi lado con un café en la mano, y declines la palabra Amäre.

Pero no.

Eso nunca será así, al menos en esta vida, en esta vida donde lo importante es el físico, unas buenas curvas que amorticen bien el tiempo, la mentalidad es un segundo plato, que pocos llegan a esperar.
Tú nunca quisiste conocerme por dentro, tu contabas mis lunares, acariciabas cada parte de mi cuerpo, y no quiero negarlo, no me quiero mentir, me encantaba, se me erizaba la piel cada vez que me tocabas, cada vez que me besabas, pero cariño, yo ya no soy esa niña de diecisiete años con la que estabas, todos pueden erizar el cuerpo, pocos erizan el alma. 
Busco a alguien que me erice el alma mientras me toque la espalda y narre mi poesía favorita, aquella que quedó en la lejanía, y que tanto amaba. Busco quien rompa mis esquemas creando conceptos, creando una teoría del crecimiento, donde crecer sea una suma de dos, y no una parte proporcional de amor, donde no existan raíces cuadradas ni divisiones, solo multiplicaciones, para autorealizarnos, pero siempre juntos, dados de la mano. 

Creo que 2+1 son 3, siempre y cuando tú no formes parte de esa suma, contigo todo era 1, da igual lo que se sumase, todo era igual a ti, y ahí, me di cuenta que yo no formaba parte de ninguna operación, aparentaba estar, pero o la cuenta estaba mal, o tu no sabías contar.

Por lo tanto, buscaré por mis flores, por mis desiertos, por mis mares yendo a contra corriente, con la vela rota, alguien que me decline Amäre, alguien dispuesto a crear la mayor incongruencias de todas, enamorarse de mí, con mis conceptos tan relativos y mis teorías tan fallidas, ya que yo nunca he sido de ciencias, y las sumas, nunca supe resolverlas.

0 comentarios:

Publicar un comentario