martes, 4 de diciembre de 2018

Dependencia.

No sabría cómo empezar esta carta, por eso prefiero subirla aquí, aún sabiendo que no corresponde a nada.
Quiero que sepas que hay días dónde te apetece quedarte en casa, sola, tal vez leyendo o viendo una película, con un café caliente.
En cambio, hay otros días, esos donde tu casa se hace un laberinto insólito e insoportable, inaguantable, inigualable, donde o escapas con tiempo, o te agobias estando sola.
Yo esperaba que de todo esto, el día de hoy fuera como el primero, leer entre mantas mientras la soledad te abraza, y hay que ver, como, de lo perdida que me encuentro sin ti, que ese día desde que te conozco se me hace lejano.
Que si no te veo al menos un minuto, es un día en el que no vivo.
Unos lo llamarán dependencia.
Otros amor.
Yo creo que es ambos, pero que le voy a hacer, si no puedo evitarlo.

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