viernes, 7 de diciembre de 2018

No quiero ser madre.

Una niña huérfana de padre una vez me dijo que nunca sería madre, decía que la suya siempre se quejaba de que no tenia dinero para regalarle nada, que el Ratoncito Pérez estaba pasando una mala etapa. Tampoco quería llorar como lo hacía su madre por las noches, y verla al día siguiente cansada, a veces me dijo que iba a su habitación a ver cómo estaba, si por fin estaría dormida, que le arropaba y de vez en cuando le leía en voz baja, como a ella le habían hecho horas antes, ya que si le reconfortaba a ella, pensaba que a su madre también.

Hubo un día del que siempre me acordaré, vino hacia mí llorando, pidiéndome que despertara a su madre, que ella sólo sabía como hacerle dormir, que la noche anterior lo consiguió.
Le pregunté que si le había gustado el cuento, pensando qué, como todas las noches, habría cogido su libro para leerle una historia antes de dormir, pero ella entre sollozos me dijo, que cuando iba leyéndole el final, su madre le interrumpió.
Le dijo <<cariño, ¿te acuerdas que cuando estas triste por una pesadilla te doy gominolas? ¿Y qué cuando te las comes te tranquilizas y te duermes?>>
E inocente de ella le dijo que sí, <<¿te traigo las tuyas mamá? Muchas veces te las veo tomar en el baño y sé donde están.>>
Luego se las llevó y le dio las buenas noches, yéndose tranquila a la cama.
Corriendo la llevé a mi coche, mientras avisaba a la ambulancia desesperada, la pobre niña no sabía lo que pasaba, yo pensaba que estaba tranquila pensando que iban a despertarla, a veces sonreía, y le pregunté el por qué, ella sólo me dijo...
que su padre iba a volver].

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